Retorno de inversión
Me despierto con la vibración emitida por la pulsera que gobierna mi vida. Me dice cuando he pasado demasiado tiempo sentado, lleva el control de cuanto me muevo cada día, me dice cuando salir de la cama, casi tiene más poder sobre mi persona que mi señora.
Me ducho, me visto, al bus sin desayunar. Voy un poco justo, pero llego a tiempo.
Echo mano al móvil por pura fuerza de costumbre y hago mi lección diaria de lenguaje de los canales. Acto seguido, echo un par de partidas de mi juego regular, gano ambas por paliza, me da igual. Juego otra y pierdo, comprendo los errores que cometí, aprendo y mejoro. Sigue dándome igual. Continuar leyendo «Retorno de inversión»
Tanto que decir
Me despierta la vibración de la pulsera y me pongo en marcha como un autómata. No es algo malo, me gusta empezar las mañanas de forma mecánica. Rompo un poco mi rutina sirviéndome el café frío del día anterior. Tampoco es algo malo, me gusta el café frío.
Guagua, tren y me siento a escribir frente a una señora que me echa una mirada de sospecha de vez en cuando. Fantaseo un poco sobre el motivo, también me planteo que puedo estar equivocado.
Breve historia a destiempo
Me hallo lleno de gozo. He tenido unas fiestas en mi tierra que han dado una nueva dimensión a aquello de «¿Las navidades que tal, bien o en familia?». Nervios, malentendidos, un nivel de estrés que se manifestó en forma de llagas en mi cuerpo y unos cuantos miembros de mi entorno a los que no creo que vuelva a dirigir la palabra.
Sin embargo, estoy exultante. Podría explicarte por qué de forma rápida y concisa. Podría apuntar a las causas y razonar sobre ellas brevemente.
Va a ser que no, sabes que no vienes a eso.
Un chino en tu bolsillo
Me despierto con la vibración de la pulsera y paro la alarma. Me aseguro de parar también la alarma del móvil, no vayan a cobrarme por tener dos y me meto en la ducha.
Remojón, ropa, desayuno, guagua.
En el bus me pongo a revisar qué noticias hay, las que me interesan hoy van rematadamente lentas, pues no son las más populares y demandadas así que mi proveedor de internet da muchísima menos prioridad al tráfico de estas.
En casa del herrero, cuchillo de acero inoxidable de primera calidad
Me levanto con la vibración de la pulsera y me deslizo de la cama de camino a la ducha. Un remojón helado y compruebo con el móvil los registros de errores críticos que puedan haber surgido la noche anterior. Puedo hacerlo porque la señal llega perfectamente a la planta alta, tengo configurado un router alternativo a modo de repetidor para asegurarme de ello.
Mientras saco a las perras compruebo con el móvil la agenda del día y me conecto en remoto al ordenador de casa para subir a la nube el trabajo que dejé a medias el viernes, es más rápido que hacerlo directamente cuando vuelva a casa. Continuar leyendo «En casa del herrero, cuchillo de acero inoxidable de primera calidad»
Kung fu
Me levanto con la vibración de la pulsera y me deslizo de la cama sigiloso como una tormenta de verano (con un ruido constante que no molesta demasiado, pero con súbitos sonidos atronadores). De algún modo, cuando salgo de la habitación mi mujer y mis dos adorables encarnaciones del mal hijos siguen dormidos.
Hoy el agua fría tensa una musculatura tensa por los dolores propios de quien el día anterior ha hecho más ejercicio al nivel que desearía que tuviese su cuerpo y no al nivel que realmente tiene. Continuar leyendo «Kung fu»
Querido diario
Me despierto con la energía de la central nuclear de Chernobyl momentos antes de hacer mundialmente famosa infame a la ciudad ucraniana. El agua fría de la ducha cae hiriente y demoledora ahora que se acerca el invierno, dos grados menos y tendré que empezar a girar un poco la manecilla hacia el lado caliente. Después del jabón, otra oleada de leve dolor me estremece cuando el agua se lleva la espuma.
No es algo que lamente, es algo que celebro. Esa oleada de frío arrolladora ya no es algo que necesite para ponerme en marcha, ya no es un bofetón de vigilia forzada que me pone en un piloto automático que me hace llegar al momento en el que saco de la casa sin recordar muy bien cuándo me vestí.
Antes apenas me había despertado, ahora estoy despierto.
Paternidad acelerada
Me levanto por la mañana, no ha sonado el despertador sino que un quejido entre risas nerviosas de mi señora me ha puesto en alerta.
Deimos se ha puesto en pie en la cuna y está rascando la pared como si quisiese arrancar la pintura. El crío se gira a mirarnos y nos sonríe para luego seguir a su rasca rasca. Sí que da un poco de yuyu el maldito. Continuar leyendo «Paternidad acelerada»
La bienvenida
De vez en cuando me da por escribir ficción y aquí tenéis el resultado de uno de esos lapsus.
Si no os gusta, sois libres de echar pestes, si no, podéis comentarlo también.
Os diría que a ser felices, pero… bueno, leed y luego me contáis. Continuar leyendo «La bienvenida»